Los atardeceres de San Pedro de Atacama
Llegar a la segunda región fue toda una experiencia, ansiosa y soñolienta como mi propia vida.Chuquicamata fue un día mágico… pero ya hablaré de esas horas recorriendo cada uno de aquellos rincones de la mejor forma que podría haberlo hecho.
Luego de 1 hora y 20 minutos, en un bus con 30 grados en medio del desierto, llegué al mítico San Pedro, recorrí las calles y casi de casualidad ya estaba instalada en una pieza junto a una chica griega y una japonesa.
También por casualidad, 15 minutos más tarde de la hora fijada por la empresa, tomé un tours con destino al Valle de la Luna. Sin comida, sin ropa adecuada, sin nada, sólo con mis ganas, partí con rumbo desconocido.
Fuimos al cañón de Curi, al río de la sal, y por fin a la duna mayor, donde luego de 20 minutos de una intensa caminata por la cima de ese gran cerro de arena, llegamos a tomar asiento en la cumbre para ver la puesta de sol junto a unas 150 personas más.
El arcoiris en su plenitud de colores y la brisa tibia, es lo que me queda de esa tarde maravillosa….
Pareciera que hubiera estado semanas en este pueblo, pareciera que no me alcanzara el tiempo para respirar tanta tranquilidad, para recorrer tantos caminos y descubrir tantos paisaje.
Pareciera que hasta soy feliz!!!