sábado, noviembre 24, 2007
He estado divagando tantas cosas, mientras escucho las melodias de Amelie que me proporciona la Casa del castor, y las imágenes que tengo de esta rápida y acelerada semana se me interceptan como luces en el camino, pero hoy no me asustan, porque no pueden hacerme daño, sólo pueden despavilarme un poco.
Han pasado tantas cosas, he pensado tantas otras, sin embargo, frente a la sobrecarga de Maipú, las insesateces de algunos, las frustraciones de otros y mis propias penas, me quedo con una imágen construida por mí, me quedo con la imágen de Pancho en mi cabeza, ese jóven a quien no conozco, ese joven que no pensó en nada.
El jueves partí rauda como siempre a mi clase de francés, con una polera que había estampado para la ocasión, con los nombres de todas las ciudades de las mujeres de 30 que me llenan de mails cada día.
Con el dolor de mi bolsillo, me retiré antes de clases para irme, polera en mano, a la marcha por la NO violencia contra la mujer.
Caminé y caminamos, cantamos, nos reímos, hablamos, gritamos... porque como les dije:
YO VOY, YO VOY, YO VOY!!!!!!!!
Si pues amigas, MAGISTRAL ESTAR AHÍ
YO VOY!!!!!!!!!!
Por mí
por mi madre
por mi abuela
por mis tías y primas
por mis amigas
por las MCH30
por las mujeres del norte grande
por todas las mujeres...
YO VOY!!!
Si pues amigas, MAGISTRAL ESTAR AHÍ
YO VOY!!!!!!!!!!
Por mí
por mi madre
por mi abuela
por mis tías y primas
por mis amigas
por las MCH30
por las mujeres del norte grande
por todas las mujeres...
YO VOY!!!
Y así fue, no sólo fuí, fuimos tantas que la alameda se llenó de antorchas y pancartas, de almas esperando que nunca más los golpes golperan ni menos mataran a ninguna mujer, a ningún niño, a ningún ser humano.
Esa noche dormí feliz, con el alma más tranquila y el cuerpo menos tenso (también gracias a las flores de Bach con añañuca que me van a sanar las heridas del alma).
Pero al otro día me congeló la noticia, del joven herido por haber salido a defender a una mujer que estaban golpeando frente a su casa. Y me quedé pasmada, sin poder pensar, quieta como un maniquí, sólo luego de muchas horas, salieron mis letras:
Pero saben que.... Estoy más triste por esa mujer a quien Pancho salió a defender y cuando vino el disparo también huyó, quizás de miedo, quizás de cobarde, pero más bien, huyó porque tambien está encubriendo a su propio agresor.
Estoy triste por esa mujer, porque no fue capaz de correr ella misma a socorrer a Pancho y estar en el hospital orando porque su defensor se recupere.
Si ya apareció ella, en horabuena , si ya apareció él, gracias!!!
Estoy triste por esa mujer, porque no fue capaz de correr ella misma a socorrer a Pancho y estar en el hospital orando porque su defensor se recupere.
Si ya apareció ella, en horabuena , si ya apareció él, gracias!!!
Y aquí estoy, preparándome para una jornada de trabajo en domingo, para volver a conmemorar ese trágico día, cuando Pancho cayó de un disparo, cuando otro, cayó del piso 14 luego de cortarle la cara a su polola, cuando tantas y tantas mujeres cayeron víctimas del hombre que amaban o amaron, del padre de sus hijos, del que alguna ves habrá sido el hombre de su vida.
Y me asusto, me asusto también de ese amor que quiero, que espero... de ese hombre que no tiene rostro, porque tiene manos, manos que pueden llevarme al cielo pero también asfixiarme...
Tengo miedo de que la vida sea tan dura todos los días y ni siquiera logre percatarme.