martes, marzo 22, 2011
Es que han pasado muchos días...
Y yo tenía pendiente venir a hablar de mi niño, que está llenito de vida y de rollitos de leche, que mete tanta bulla, que despierta cada mañana con su carita de luna con una sonrisa que llena el alma.
Venía a desahogar el tiempo que transcurre rápido, a veces monótono, otros intenso y feliz... pasa, se evade, huye sin poder ordenarlo entre mis manos.
Pero no, como decía Silvio... "Hoy mi deber era", pero la noche es otra, me entra una brisita por la espalda, y pienso: "Cómo se hace... ¿cómo se juega ajedrez cuando te encuentras en jaque?" (un jaque pequeño, nunca jaque mate). Porque toda yo soy un mundo, lleno de caos aunque parezco un ascensor bien coordinado. Entonces me saturo de Sanz, me pongo los audífonos al máximo y hago lo pendiente de tantos días, teclear como loca, meterme dentro de una pantalla, conversar con todo el mundo... ese mundo virtual que se hizo tan parte de mi persona.
Soy feliz, como no, si la vida ha sido tan linda conmigo... ¿o tan justa?, pffff... la justicia a estas alturas es tan relativa, por eso también la felicidad es siempre un ying yang, un ir y venir, un dar y recibir, a veces arriba, otras en el abismo.
Me canso, y capaz también agoto a otros con mis pequeños desganos, pero no puedo no ser quien soy, una maniática atrasada, una histérica lenta y suave, una pequeña gruñona... que no soporto la sensación de ingenuidad y pérdida de la razón, de visión, de verdad.
Nuestro amor era igual
que una tarde de abril
que también es fugaz
como ser feliz
pudo ser y no fue
por ser la vida como es
nos dio la vuelta del revés
los ves...
Dejó de ser o será
porque el diablo es como es
juega contigo al esconder
lo ves... lo ves
Ya lo sé, exagero... pero hoy, en este momento, siento frío, harto frío.
